Los principios de fe dicen así:
Todos los que están en los sepulcros, resucitarán por medio de una resurrección corporal. Los justos serán resucitados en la primera resurrección que tendrá lugar simultáneamente con la venida del Señor, pero los impíos resucitarán después de mil años; esta se llama la segunda resurrección.
La resurrección:
Juan 5:28-29 “No os maravilléis de esto, porque vendrá la hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz. “Y los que hicieron bien, resucitarán para vivir, pero los que hicieron el mal, resucitarán para ser condenados.”
Hechos 24:15 “Tengo la misma esperanza en Dios que ellos, que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.”
1 Tesalonicenses 4:15 “Por eso os decimos en Palabra del Señor, que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.”
Hebreos 11:13 “Todos éstos murieron en la fe, sin haber recibido las promesas, mirándolas de lejos, saludándolas y confesando que eran peregrinos y forasteros sobre la tierra.”
Apocalipsis 20: 4-6 “Y vi tronos. Y se sentaron sobre ellos los que recibieron autoridad para juzgar. Y vi las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y por la Palabra de Dios, que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y no habían recibido la marca en su frente ni en su mano. Estos volvieron a vivir, y reinaron con Cristo mil años. Esta es la primera resurrección. Pero los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años. ¡Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección! La segunda muerte no tiene poder sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él durante los mil años.”
¿Cuántas resurrecciones presentan las Sagradas Escrituras
- En ocasión de la resurrección de Cristo:
Mateo 27:50-53 “Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.”
“De repente, la lobreguez se apartó de la cruz, y en tonos claros, como de trompeta, que parecían repercutir por toda la creación, Jesús exclamó: “Consumado es.” “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” Una luz circuyó la cruz y el rostro del Salvador brilló con una gloria como la del sol. Inclinó entonces la cabeza sobre el pecho y murió….Se produjo un violento terremoto que hizo caer a la gente en racimos. Siguió la más frenética confusión y consternación. En las montañas circundantes se partieron rocas que bajaron con fragor a las llanuras. Se abrieron sepulcros y los muertos fueron arrojados de sus tumbas….” D.T.G. 704/2,4sp
“Cuando Cristo pendía de la cruz y exclamó: “¡Consumado es!” las rocas se partieron, la tierra tembló y algunas tumbas se abrieron. Al levantarse como triunfador sobre la muerte y el sepulcro, mientras la tierra se sacudía y la gloria del cielo resplandecía en torno del lugar sagrado, muchos de los justos muertos, obedientes a su llamamiento, salieron como testigos de que había resucitado. Esos santos favorecidos y resucitados surgieron glorificados de la tumba. Eran escogidos y santos de todas las edades, desde la creación hasta los días de Cristo. De manera que mientras los dirigentes judíos trataban de ocultar el hecho de que Jesús había resucitado, Dios decidió hacer salir a un grupo de personas de sus tumbas para que dieran testimonio de que Jesús había resucitado y para que declararan su gloria….Estos seres resucitados eran de diferente estatura y forma, algunos de mas noble aspecto que otros….Los que salieron de sus tumbas después de la resurrección de Jesús se aparecieron a muchos diciéndoles que se había completado el sacrificio en favor del hombre, que Jesús, a quien los judíos habían crucificado, había resucitado de entre los muertos, y como prueba de sus palabras declararon: “Nosotros resucitamos con él”. Dieron testimonio en el sentido de que por el poder de Jesús habían sido llamados a salir de la tumba.” H.R. 241/2; 242/0,1pp, 2pp.
“Y después que Cristo resucito, ¿qué hizo? Asumió su poder y empuño su cetro. Abrió las tumbas y sacó a una multitud de cautivos, dando testimonio ante todo nuestro mundo y ante la creación entera de que tenía poder sobre la muerte y de que rescataba a los cautivos de la muerte….No todos los que creyeron en Jesús fueron resucitados en ese momento. Era solamente una muestra de lo que vendría, para que nosotros pudiéramos saber que la muerte y el sepulcro no han de retener a los cautivos, porque Cristo los llevó al cielo…He aquí los trofeos que Cristo tomó consigo y presentó ante el universo del cielo y de los mundos que Dios ha creado.” FE Y OBRAS Pág. 74/3; 75/1pp, 2/pp.
- La resurrección especial de Daniel 12:2:
Daniel 12: 2 “Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión eterna.”
¿En que momento ocurre?
Apocalipsis 16:17-18 “Y el séptimo ángel derramó su copa por el aire. Y del Santuario del cielo salió una gran voz desde el trono, que dijo: “¡Hecho está!” Entonces hubo relámpagos, voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande como no lo hubo jamás desde que existen hombres sobre la tierra.”
En medio de los cielos conmovidos hay un claro de gloria indescriptible, de donde baja la voz de Dios semejante al ruido de muchas aguas, diciendo: “Hecho es.” (Apocalipsis 16: 17.)……Esa misma voz sacude los cielos y la tierra. Síguese un gran terremoto, “cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.” (Vers. 18.)…..Los sepulcros se abren y “muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” (Daniel 12: 2.) Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. “Los que le traspasa ron” (Apocalipsis 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.” C.S. 694/2up,3pp; 695/1
¿Qué grupo resucita para vida eterna?
Apocalipsis 7:3-4, 13-15 “y les dijo: “No dañéis la tierra, ni el mar, ni los árboles, hasta que sellemos en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”. Y oí el número de los sellados: 144.000 sellados de todas las tribus de Israel…..Entonces uno de los ancianos me preguntó: “Estos que están vestidos de ropa blanca, ¿quiénes son, y de dónde han venido?” Yo respondí: “Señor, tú lo sabes”. Y él me dijo: “Estos son los que han venido de la gran tribulación. Han lavado su ropa, y la han emblanquecido en la sangre del Cordero. “Por eso están ante el trono de Dios, y le sirven día y noche en su Santuario. Y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos.”
Apocalipsis 14:1-5 “Miré, y vi al Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él 144.000 que tenían el Nombre del Cordero y el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Y oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas, como el estampido de un gran trueno. Sin embargo, era el sonido de arpistas que tañían sus arpas. Cantaban un canto nuevo ante el trono, ante los cuatro seres vivientes y ante los ancianos. Y ninguno podía aprender ese canto sino los 144.000 que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, porque son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero. Y en sus bocas no se halló engaño, porque son sin mancha.”
Daniel 12:12 “Bienaventurado el que espere y llegue hasta 1.335 días.”
Apocalipsis 14:13 “Y oí una voz del cielo que dijo: “Escribe: ¡Dichosos los que de aquí en adelante mueren en el Señor! Cierto -dice el Espíritu-, descansarán de sus fatigas, porque sus obras los acompañan”.”
“Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley.” C.S. 695/1sp
“Los que mueren después de haberse identificado con el mensaje del tercer ángel son evidentemente contados como una parte de los 144.000, porque este mensaje es el mismo que el sellamiento de Apocalipsis 7, y por ese mensaje sólo fueron sellados 144.000. Pero hay muchos que tuvieron toda su experiencia bajo este mensaje, pero que cayeron en la muerte. Murieron en el Señor y por eso son contados como sellados, porque serán salvos. Mas el mensaje resulta en el sellamiento sólo 144.000, por lo tanto, estos tienen que ser incluidos en ese número. Tomando parte en la resurrección especial (Daniel 12:2; Apocalipsis 1:7) que ocurre cuando es pronunciada desde el templo la voz de Dios, al comienzo de la séptima y última plaga (Apocalipsis 16:7; Joel 3:16; Hebreos 12:26), pasan por el periodo de esa plaga, y por eso puede decirse que vinieron de “gran tribulación” (Apocalipsis 7:14) y, habiendo salido de la sepultura todavía para vida mortal, toman su posición con los creyentes que no murieron, y reciben con ellos la inmortalidad al sonido de la última trompeta (1 Corintios 15:52), siendo entonces, con los otros transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos. Así aunque hayan pasado por la sepultura, puede finalmente decirse de ellos, ´que fueron comprados de entre los hombres` (Apocalipsis 14:4), es decir, de entre los vivos, porque la venida de Cristo los encuentra entre los vivos aguardando el cambio de la inmortalidad, como los que no murieron, y como si ellos mismos nunca hubiesen muerto.” P.A. (Profecías del Apocalipsis) Pág. 294
¿Qué grupo resucita para vergüenza y confusión perpetua?
Mateo 26: 62-64 “Se levantó el sumo sacerdote, y le preguntó: “¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?” Pero Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: “¡Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios!” Jesús respondió: “Sí. Tú lo has dicho. Además, os digo que en el futuro veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Todopoderoso, y que viene en las nubes del cielo”.”
Apocalipsis 1:7 “Mirad que viene con las nubes; y todo ojo lo verá, aun los que lo traspasaron. Y todos los linajes de la tierra se lamentarán por él. ¡Así sea! ¡Amén!.”
“”Los que le traspasa ron” (Apocalipsis 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.” C.S. 695/1up
“Allí están los que se mofaron de Cristo en su humillación. Con fuerza penetrante acuden a su mente las palabras del Varón de dolores, cuando, conjurado por el sumo sacerdote, declaró solemnemente: “Desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo.” (S. Mateo 26: 64.) Ahora le ven en su gloria, y deben verlo aún sentado a la diestra del poder divino.
Los que pusieron en ridículo su aserto de ser el Hijo de Dios enmudecen ahora. Allí está el altivo Herodes que se burló de su título real y mandó a los soldados escarnecedores que le coronaran. Allí están los hombres mismos que con manos impías pusieron sobre su cuerpo el manto de grana, sobre sus sagradas sienes la corona de espinas y en su dócil mano un cetro burlesco, y se inclinaron ante él con burlas de blasfemia. Los hombres que golpearon y escupieron al Príncipe de la vida, tratan de evitar ahora su mirada penetrante y de huir de la gloria abrumadora de su presencia. Los que atravesaron con clavos sus manos y sus pies, los soldados que le abrieron el costado, consideran esas señales con terror y remordimiento.
Los sacerdotes y los escribas recuerdan los acontecimientos del Calvario con claridad aterradora. Llenos de horror recuerdan cómo, moviendo sus cabezas con arrebato satánico, exclamaron: “A otros salvó, a sí mismo no puede salvar: si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere.” (S. Mateo 27: 42, 43.)
Recuerdan a lo vivo la parábola de los labradores que se negaron a entregar a su señor los frutos de la viña, que maltrataron a sus siervos y mataron a su hijo. También recuerdan la sentencia que ellos mismos pronunciaron: “A los malos destruirá miserablemente” el señor de la viña. Los sacerdotes y escribas ven en el pecado y en el castigo de aquellos malos labradores su propia conducta y su propia y merecida suerte. Y entonces se levanta un grito de agonía mortal. Más fuerte que los gritos de “¡Sea crucificado! ¡Sea crucificado!” que resonaron por las calles de Jerusalén, estalla el clamor terrible y desesperado: “¡Es el Hijo de Dios! ¡Es el verdadero Mesías!” Tratan de huir de la presencia del Rey de reyes. En vano tratan de esconderse en las hondas cuevas de la tierra desgarrada por la conmoción de los elementos.” C.S. 700/3; 701/0-3
- La resurrección de los Justos o de la gran multitud a la segunda venida de Cristo:
1 Tesalonicenses 4:13-16 “Hermanos, no queremos que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los que no tienen esperanza. Creemos que Jesús murió y resucitó, y que Dios traerá con Jesús a los que durmieron en él. Por eso os decimos en Palabra del Señor, que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el mismo Señor descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.”
“Entre las oscilaciones de la tierra, las llamaradas de los relámpagos y el fragor de los truenos, el Hijo de Dios llama a la vida a los santos dormidos. Dirige una mirada a las tumbas de los justos, y levantando luego las manos al cielo, exclama: “¡Despertaos, despertaos, despertaos, los que dormís en el polvo, y levantaos!” Por toda la superficie de la tierra, los muertos oirán esa voz; y los que la oigan vivirán. Y toda la tierra repercutirá bajo las pisadas de la multitud extraordinaria de todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. De la prisión de la muerte sale revestida de gloria inmortal gritando “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15: 55.) Y los justos vivos unen sus voces a las de los santos resucitados en prolongada y alegre aclamación de victoria.
Todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando en ellas fueran depositados. Adán, que se encuentra entre la multitud resucitada, es de soberbia altura y formas majestuosas, de porte poco inferior al del Hijo de Dios. Presenta un contraste notable con los hombres de las generaciones posteriores; en este respecto se nota la gran degeneración de la raza humana. Pero todos se levantan con la lozanía y el vigor de eterna juventud. Al principio, el hombre fue creado a la semejanza de Dios, no sólo en carácter, sino también en lo que se refiere a la forma y a la fisonomía. El pecado borró e hizo desaparecer casi por completo la imagen divina; pero Cristo vino a restaurar lo que se había malogrado. El transformará nuestros cuerpos viles y los hará semejantes a la imagen de su cuerpo glorioso. La forma mortal y corruptible, desprovista de gracia, manchada en otro tiempo por el pecado, se vuelve perfecta, hermosa e inmortal. Todas las imperfecciones y deformidades quedan en la tumba. Reintegrados en su derecho al árbol de la vida, en el desde tanto tiempo perdido Edén, los redimidos crecerán hasta alcanzar la estatura perfecta de la raza humana en su gloria primitiva. Las últimas señales de la maldición del pecado serán quitadas, y los fieles discípulos de Cristo aparecerán en “la hermosura de Jehová nuestro Dios,” reflejando en espíritu, cuerpo y alma la imagen perfecta de su Señor. ¡Oh maravillosa redención, tan descrita y tan esperada, contemplada con anticipación febril, pero jamás enteramente comprendida!” C.S. 702/2-3; 703/0
Los Niños Resucitados:
“Cuando los niñitos salen inmortalizados de sus lechos polvorientos, inmediatamente vuelan hacia los brazos de sus madres. Se reúnen para nunca más separarse. Pero muchos niñitos no tienen madres allí. Procuramos en vano escuchar el canto de triunfo entonado con arrobamiento por la madre. Los ángeles reciben a los niños sin madres y los conducen hacia el árbol de la vida.
Jesús coloca el dorado anillo de luz, la corona, sobre sus cabecitas. Dios permita que la querida madre de “Eva” pueda estar allí, que sus pequeñas alas puedan plegarse sobre el feliz pecho de su madre” M.S. Tomo II 297/2-3
Son transformados de Mortales a Inmortales la gran Multitud y los 144.000:
1 Corintios 15:51-54 “Os voy a decir un misterio. No todos dormiremos, pero todos seremos transformados. En un instante, en un abrir de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta y los muertos serán resultados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad. Y cuando esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: “Sorbida es la muerte con victoria”.”
“Luego resonó la argentina trompeta de Jesús, a medida que él iba descendiendo en la nube, rodeado de llamas de fuego. Miró las tumbas de sus santos dormidos. Después alzó los ojos y las manos hacia el cielo, y exclamó: “¡Despertad! ¡Despertad! ¡Despertad los que dormís en el polvo, y levantaos!” Hubo entonces un formidable terremoto. Se abrieron los sepulcros y resucitaron los muertos revestidos de inmortalidad. Los 144,000 exclamaron “¡Aleluya!” al reconocer a los amigos que la muerte había arrebatado de su lado, y en el mismo instante nosotros fuimos transformados y nos reunimos con ellos para encontrar al Señor en el aire.” P.E. 16/1
“Los justos vivos son mudados “en un momento, en un abrir de ojo.” A la voz de Dios fueron glorificados; ahora son hechos inmortales” C.S. 703/1pp
“Nuestra identidad personal es preservada en la resurrección, si bien no saldrán de la tumba las mismas partículas de materia. La obra asombrosa de Dios es misterio para el hombre. El espíritu, el carácter del hombre, retorna a Dios donde se lo preserva. En la resurrección cada hombre tendrá su propio carácter. A su debido tiempo Dios llamará a los muertos, dándoles otra vez el aliento de vida, y ordenará a los huesos secos que vivan. Surguirá la misma forma, pero libre de enfermedad y todo defecto. Volverá a vivir llevando sus mismos rasgos individuales, de tal manera que los amigos se reconocerán. No hay ley de Dios en la naturaleza que indique que el Señor va a volver a reunir las mismas partículas de materia que compusieron el cuerpo antes de la muerte. Dios dará a los justos muertos un cuerpo conforme a su beneplácito.” Maranata 299/2
Son arrebatados para recibir a Jesús en los aires:
1 Tesalonicenses 4:17 “Luego nosotros, los que vivamos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes, a recibir al Señor en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor.”
Mateo 24:31 “Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus elegidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.”
“y juntamente con los santos resucitados son arrebatados para recibir a Cristo su Señor en los aires. Los ángeles “juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro.” Santos ángeles llevan niñitos a los brazos de sus madres. Amigos, a quienes la muerte tenía separados desde largo tiempo, se reúnen para no separarse más, y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad de Dios.” C.S. 703/1sp
¿Qué sucederá con los impíos vivos a la segunda venida de Cristo?
Apocalipsis 6:14-17 “El cielo se retiró como un pergamino que se enrolla, y todo monte y toda isla fueron removidos de su lugar. Entonces los reyes de la tierra, los grandes y los ricos, los capitanes y los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes. Y decían a los montes y a las peñas: “Caed sobre nosotros, y escondednos de la vista de Aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero. “Porque ha llegado el gran día de su ira, ¿y quién podrá quedar en pie?””
Isaías 13:6-8 “Aullad, porque cerca está el día del Eterno, vendrá como destrucción del Todopoderoso. Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre. Se llenarán de terror. Angustias y dolores se apoderan de ellos, dolores como mujer de parto. Cada cual se asombrará al mirar a su compañero; sus rostros, rostros encendidos.”
“Es imposible describir el horror y la desesperación de aquellos que pisotearon los santos preceptos de Dios. El Señor les había dado su ley con la cual hubieran podido comparar su carácter y ver sus defectos mientras que había aún oportunidad para arrepentirse y reformarse; pero con el afán de asegurarse el favor del mundo, pusieron a un lado los preceptos de la ley y enseñaron a otros a transgredirlos. Se empeñaron en obligar al pueblo de Dios a que profanase su sábado. Ahora los condena aquella misma ley que despreciaran. Ya echan de ver que no tienen disculpa. Eligieron a quién querían servir y adorar. “Entonces vosotros volveréis, y echaréis de ver la diferencia que hay entre el justo y el injusto; entre aquel que sirve a Dios, y aquel que no le sirve.” (Malaquías 3: 18, V.M.)….Cesaron las burlas. Callan los labios mentirosos. El choque de las armas y el tumulto de la batalla, “con revolcamiento de vestidura en sangre” (Isaías 9: 5), han concluido. Sólo se oyen ahora voces de oración, llanto y lamentación. De las bocas que se mofaban poco antes, estalla el grito: “El gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?” Los impíos piden ser sepultados bajo las rocas de las montañas, antes que ver la cara de Aquel a quien han despreciado y rechazado……Allí están los que se mofaron de Cristo en su humillación. Con fuerza penetrante acuden a su mente las palabras del Varón de dolores, cuando, conjurado por el sumo sacerdote, declaró solemnemente: “Desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo.” (S. Mateo 26: 64.) Ahora le ven en su gloria, y deben verlo aún sentado a la diestra del poder divino.
Los que pusieron en ridículo su aserto de ser el Hijo de Dios enmudecen ahora. Allí está el altivo Herodes que se burló de su título real y mandó a los soldados escarnecedores que le coronaran. Allí están los hombres mismos que con manos impías pusieron sobre su cuerpo el manto de grana, sobre sus sagradas sienes la corona de espinas y en su dócil mano un cetro burlesco, y se inclinaron ante él con burlas de blasfemia. Los hombres que golpearon y escupieron al Príncipe de la vida, tratan de evitar ahora su mirada penetrante y de huir de la gloria abrumadora de su presencia. Los que atravesaron con clavos sus manos y sus pies, los soldados que le abrieron el costado, consideran esas señales con terror y remordimiento.
Los sacerdotes y los escribas recuerdan los acontecimientos del Calvario con claridad aterradora. Llenos de horror recuerdan cómo, moviendo sus cabezas con arrebato satánico, exclamaron: “A otros salvó, a sí mismo no puede salvar: si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere.” (S. Mateo 27: 42, 43.)…. Y entonces se levanta un grito de agonía mortal. Más fuerte que los gritos de “¡Sea crucificado! ¡Sea crucificado!” que resonaron por las calles de Jerusalén, estalla el clamor terrible y desesperado: “¡Es el Hijo de Dios! ¡Es el verdadero Mesías!” Tratan de huir de la presencia del Rey de reyes. En vano tratan de esconderse en las hondas cuevas de la tierra desgarrada por la conmoción de los elementos. ” C.S. 697/2; 700/1,3; 701/0-2,3sp
¿En que momento mueren?
2 Tesalonicenses 2:8 “Entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el aliento de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.”
Isaías 11:4 “Sino que juzgará con justicia a los pobres, y decidirá con equidad en favor de los mansos de la tierra. Herirá la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios matará al impío.”
Apocalipsis 19:17-18 “Y vi un ángel de pie en el sol, que clamó a gran voz, a todas las aves que volaban por el cielo: “Venid, congregaos a la gran cena de Dios, “para que comáis carne de reyes, de capitanes y de poderosos; carne de caballos y jinetes; y carne de todos, libres y siervos, pequeños y grandes”.”
- La resurrección de los impíos después del Milenio en ocasión de la Tercera Venida de Cristo:
Apocalipsis 20:5sp “Pero los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años.”
Salmos 1: 5-6 “Por eso, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos. “Porque el Eterno conoce el camino de los justos, pero la senda de los malos perecerá.”
Salmo 37: 9 “Porque los malignos serán talados, mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.”
“Al fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la tierra. Le acompaña la hueste de los redimidos, y le sigue una comitiva de ángeles. Al descender en majestad aterradora, manda a los muertos impíos que resuciten para recibir su condenación. Se levanta su gran ejército, innumerable como la arena del mar. ¡Qué contraste entre ellos y los que resucitaron en la primera resurrección! Los justos estaban revestidos de juventud y belleza inmortales. Los impíos llevan las huellas de la enfermedad y de la muerte.
Todas las miradas de esa inmensa multitud se vuelven para contemplar la gloria del Hijo de Dios. A una voz las huestes de los impíos exclaman: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” No es el amor a Jesús lo que les inspira esta exclamación, sino que el poder de la verdad arranca esas palabras de sus labios. Los impíos salen de sus tumbas tales como a ellas bajaron, con la misma enemistad hacia Cristo y el mismo espíritu de rebelión. No disponen de un nuevo tiempo de gracia para remediar los defectos de su vida pasada, pues de nada les serviría. Toda una vida de pecado no ablandó sus corazones. De serles concedido un segundo tiempo de gracia, lo emplearían como el primero, eludiendo las exigencias de Dios e incitándose a la rebelión contra él.” C.S. 720/1-2
“Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del “juicio decretado.” Así el escritor del Apocalipsis, después de haber descrito la resurrección de los justos, dice: “Los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años.” (Apocalipsis 20: 5.) E Isaías declara, con respecto a los impíos: “Serán juntados como se juntan los presos en el calabozo, y estarán encerrados en la cárcel; y después de muchos días serán sacados al suplicio.” (Isaías 24: 22, V.M.)” C.S. 719/3
Conclusión:
“Con frecuencia se marchitan nuestras esperanzas más acariciadas. La muerte nos arranca a nuestros seres amados. Cerramos sus ojos, los vestimos para la tumba y los ocultamos de nuestra vista. Pero la esperanza nos hace cobrar ánimo. No estaremos separados para siempre, sino que volveremos a encontrar a nuestros seres amados que duermen en Jesús. Volverán de la tierra del enemigo. El Dador de la vida está por venir. Millares de santos ángeles lo escoltan en su camino. El rompe las cadenas de la muerte, destruye los grilletes de la tumba, y entonces los preciosos cautivos salen con salud y belleza inmortales.” M.S. Tomo II 297/1