Los mil años de Apocalipsis

Los principios de fe dicen así:

Creemos que con la segunda venida del Señor en su gloria con los Santos Ángeles, los justos que participan en la primera resurrección serán llevados con el señor al cielo. (1 Tesalonicenses 4:17). Los impíos serán destruidos cuando el parezca. (2 Tesalonicenses 1:6-8; 1 Pedro 3:10; Apocalipsis 6:14-16; 19:17-21; Isaías 24:3-20). Los justos, llevados en las nubes del cielo a la ciudad santa, reinarán y juzgarán con el Salvador a los impíos durante  un periodo de mil años (1 Corintios 6:3; Apocalipsis 20:4). El castigo de los impíos será en el lago de fuego. (Apocalipsis 20:11-13). En aquel tiempo la tierra  será desvastada y ningún ser humano se encontrará en ella. Terminado el juicio en el cielo, descenderá el Señor con todos sus santos sobre el monte de las olivas y después descenderá la ciudad santa. “La nueva Jerusalén”. En la segunda resurrección un fuego consumidor purificará toda la tierra, Satanás y todos los impíos serán destruidos para siempre. Será entonces establecido el eterno reino de paz de Cristo. (Zacarías 14:3-5; Malaquías 4:1-3; Apocalipsis 20:13-15; 21:8).

El Milenio:

A La segunda venida de cristo los justos resucitados junto con los 144.000 son llevados al cielo:

Mateo 24:31 “Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus elegidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” 

“Los justos vivos son mudados “en un momento, en un abrir de ojo.” A la voz de Dios fueron glorificados; ahora son hechos inmortales, y juntamente con los santos resucitados son arrebatados para recibir a Cristo su Señor en los aires. Los ángeles “juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro.” Santos ángeles llevan niñitos a los brazos de sus madres. Amigos, a quienes la muerte tenía separados desde largo tiempo, se reúnen para no separarse más, y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad de Dios.

En cada lado del carro nebuloso hay alas, y debajo de ellas, ruedas vivientes; y mientras el carro asciende las ruedas gritan: “¡Santo!” y las alas, al moverse, gritan: “¡Santo!” y el cortejo de los ángeles exclama: “¡Santo, santo, santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso!” Y los redimidos exclaman: “¡Aleluya!” mientras el carro se adelanta hacia la nueva Jerusalén.”

Todos los impíos son destruidos:

2 Tesalonicenses 2:8 “Entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el aliento de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.”

Isaías 11:4 “Sino que juzgará con justicia a los pobres, y decidirá con equidad en favor de los mansos de la tierra. Herirá la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios matará al impío.”

Apocalipsis 19:17-18 “Y vi un ángel de pie en el sol, que clamó a gran voz, a todas las aves que volaban por el cielo: “Venid, congregaos a la gran cena de Dios, “para que comáis carne de reyes, de capitanes y de poderosos; carne de caballos y jinetes; y carne de todos, libres y siervos, pequeños y grandes”.”

 La tierra queda destruida y desolada:

Isaías 24:1,3 “Mirad, el Eterno vacía la tierra y la deja desolada. Trastorna su superficie, y esparce sus habitantes…La tierra será del todo vaciada, y enteramente saqueada. El Eterno ha pronunciado esta palabra.”

Jeremías 25:33 “En aquel día serán muertos por el Eterno desde un extremo de la tierra hasta el otro. No serán llorados, ni juntados, ni enterrados; serán como estiércol sobre la tierra.”

Jeremías 4:23-26 “Miré la tierra, y estaba sin forma y vacía, y el cielo estaba sin luz. Miré los montes, y estaban temblando, y todos los collados se estremecían. Miré, y no había ni un solo hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Miré, y la tierra fértil era un desierto, y todas sus ciudades estaban en ruinas ante la presencia del Eterno, ante el furor de su ira.”

“Toda la tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruídas por el terremoto, los árboles desarraigados, las rocas escabrosas arrojadas por el mar  o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie de ésta, al paso que grandes cuevas señalan el sitio donde las montañas fueron rasgadas desde sus cimientos.” C.S. 715/3; 716/0 

“La tierra parecía inundada de sangre y cubierta de cadáveres desde uno a otro confín. Se asemejaba a un desolado desierto.  Las ciudades y las 290 aldeas, sacudidas por el terremoto, yacían en ruinas.  Las montañas, descuajadas de sus asientos, habían dejado grandes cavernas.  Sobre toda la superficie de la tierra estaban esparcidos los desmochados peñascos que había lanzado el mar o se habían desprendido de la misma tierra.  Corpulentos árboles desarraigados estaban tendidos por el suelo.  La desolada tierra iba a ser la habitación de Satanás y sus malignos ángeles durante mil años.” P.E. 289/2up,3; 290/0pp

Satanás queda preso en la cárcel de las circunstancias:

Apocalipsis 20:1-3 “Entonces vi un ángel que descendió del cielo, con la llave del abismo. Y una gran cadena en su mano. Prendió al dragón, esa serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró, y selló, para que no engañe más a las naciones, hasta que se cumplan mil años.  Después tiene que ser suelto por un poco de tiempo.

“Durante mil años, Satanás andará errante de un lado para otro en la tierra desolada, considerando los resultados de su rebelión contra la ley de Dios. Todo este tiempo, padece intensamente. Desde su caída, su vida de actividad continua sofocó en él la reflexión; pero ahora, despojado de su poder, no puede menos que contemplar el papel que desempeñó desde que se rebeló por primera vez contra el gobierno del cielo, mientras que, tembloroso y aterrorizado, espera el terrible porvenir en que habrá de expiar todo el mal que ha hecho y ser castigado por los pecados que ha hecho cometer.” C.S. 718/2

“Allí quedaría Satanás recluido, vagabundo y errante por toda la tierra para ver las consecuencias de su rebelión contra la ley de Dios.  Durante mil años iba a poder gozar del fruto de la maldición que había causado.  Recluído en la tierra, no tendrá ocasión de ir a otros planetas para tentar y molestar a quienes no han caído.  Durante todo ese tiempo Satanás sufrirá muchísimo.  Sus características malignas han estado en constante ejercicio desde su caída; pero se verá entonces privado de su poder y obligado a reflexionar con terror y temblor en lo que le reserva el porvenir cuando haya de penar por todo el mal que hizo y ser castigado por todos los pecados que hizo cometer.” P.E 290/0sp

“Hasta los malos se encuentran ahora fuera del poder de Satanás; y queda solo con sus perversos ángeles para darse cuenta de los efectos de la maldición originada por el pecado.” C.S. 718/1pp

“Aquí es donde, con sus malos ángeles, Satanás hará su morada durante mil años. Limitado a la tierra, no podrá ir a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca cayeron. En este sentido es cómo está atado: no queda nadie en quien pueda ejercer su poder. Le es del todo imposible seguir en la obra de engaño y ruina que por tantos siglos fue su único deleite.” C.S. 717/1

En el cielo los santos son coronados y reinaran con Cristo:

Apocalipsis 2:10up, “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”

2 Timoteo 4:7-8 “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, que me dará el Señor, Juez justo, en aquel día. Y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”

Apocalipsis 20:4 up,6 “Y vi las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y por la Palabra de Dios, que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y no habían recibido la marca en su frente ni en su mano.  Estos volvieron a vivir, y reinaron con Cristo mil años…¡Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección!  La segunda muerte no tiene poder sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él durante los mil años.”

“Vi después un gran número de ángeles que traían de la ciudad brillantes coronas, una para cada santo, cuyo nombre estaba inscrito en ella.  A medida que Jesús pedía las coronas, los ángeles se las presentaban y con su propia diestra el amable Jesús las ponía en la cabeza de los santos.  Asimismo los ángeles trajeron arpas y Jesús las presentó a los santos.  Los caudillos de los ángeles preludiaban la nota del cántico que era luego entonado por todas las voces en agradecida y dichosa alabanza.  Todas las manos pulsaban hábilmente las cuerdas del arpa y dejaban oír melodiosa música en fuertes y perfectos acordes.  Después vi que Jesús conducía a los redimidos a la puerta de la ciudad; y al llegar a ella la hizo girar sobre sus goznes relumbrantes y mandó que entraran todas las gentes que hubiesen guardado la verdad.  Dentro de la ciudad había todo lo que pudiese agradar a la vista.  Por doquiera los redimidos contemplaban abundante gloria.  Jesús miró entonces a sus redimidos santos, cuyo semblante irradiaba gloria, y fijando en ellos sus ojos bondadosos les dijo con voz rica y musical: “Contemplo el trabajo de mi alma, y estoy satisfecho.  Vuestra es esta excelsa gloria para que la disfrutéis eternamente.  Terminaron vuestros pesares.  No habrá más muerte ni llanto ni pesar ni dolor.” Vi que la hueste de los redimidos se postraba y echaba sus brillantes coronas a los pies de Jesús, y cuando su bondadosa mano los alzó del suelo, pulsaron sus áureas arpas y llenaron el cielo con su deleitosa música y cánticos al Cordero.” P.E. 288/1

Se inicia en el cielo el juicio para los impíos:

Apocalipsis 20:4pp “Y vi tronos.  Y se sentaron sobre ellos los que recibieron autoridad para juzgar.”

Daniel 7:22 “Hasta que vino el anciano de días, y se dio el juicio a los santos del altísimo; y llegó el tiempo y los santos recibieron el reino.

Judas 6 “También a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha reservado en oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.”

1 Corintios 6:2-3 “¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿seréis incapaces de juzgar casos de menor importancia? ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? Cuánto más las cosas de esta vida?”

“Durante los mil años que transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos.” C.S. 718/4

“Después vi tronos en los cuales estaban sentados Jesús y los redimidos.  Los santos reinaban como reyes y sacerdotes de Dios.  En unión con los suyos juzgaba Cristo a los impíos muertos, comparando sus acciones con el libro del estatuto, la Palabra de Dios, y fallando cada caso según lo hecho con el cuerpo.  Después sentenciaban a los impíos a la pena que debían sufrir de acuerdo con sus obras, y quedaba escrita frente a sus nombres en el libro de la muerte.  También Satanás y sus ángeles fueron juzgados por Jesús y los santos.  El castigo de Satanás había de ser mucho más terrible que  el de aquellos a quienes engañó.  Su sufrimiento había de ser incomparablemente mayor.  Después de perecer todos los que fueron engañados por él, Satanás iba a continuar viviendo para sufrir mucho más tiempo.” P.E. 290/2; 291/0

“El apóstol Pablo señala este juicio como  un acontecimiento que sigue al segundo advenimiento. “No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor; el cual sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones.” (1 Corintios 4: 5, V.M.) Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, “se dio el juicio a los santos del Altísimo.” (Daniel 7: 22.) En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios. San Juan dice en el Apocalipsis: “Vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio.” “Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.” (Apocalipsis 20: 4, 6.) Entonces será cuando, como está predicho por San Pablo “los santos han de juzgar al mundo.” (1 Corintios 6: 2.) Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos que cometieron por medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos tienen que sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte.

También Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo. San Pablo dice: “¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?” (Vers. 3.) Y San Judas declara que “a los ángeles que no guardaron su original estado, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas, hasta el juicio del gran día.” (S. Judas 6, V.M.)” C.S, 719/1-2


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