Cielo nuevo y Tierra nueva

Los principios de fe dicen así:

Creemos que esta tierra será purificada  por el fuego y que habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. La nueva tierra con la nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:1-4), llamada la ciudad santa, será la eterna  herencia de los santos, el lugar, donde los salvos serán felices eternamente. (2 Pedro 3:13; Isaías 65:17-18,25; Salmos 37: 11,29).

El nuevo cielo y la nueva tierra:

Al terminar el juicio a los impíos durante el milenio Cristo regresa ala tierra por tercera vez:

Pondrá sus pies sobre el monte de los olivos para que la nueva Jerusalén repose allí:

Zacarías 14:3-5,9 “Después el Eterno saldrá y peleará con esas naciones, como peleó el día de la batalla. Y afirmará sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está al oriente de Jerusalén. El monte de los Olivos se partirá por el medio hacia el oriente y el occidente, y hará un valle muy grande. La mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur….Y el Eterno será rey sobre toda la tierra. En aquel día el Señor será uno, y uno su Nombre.”

“Terminado al cabo de los mil años el juicio de los impíos muertos, salió Jesús de la ciudad, seguido de los santos y de una comitiva de la hueste angélica.  Descendió sobre una gran montaña, que, tan pronto como él posó en ella los pies, se partió en dos mitades convirtiéndose en dilatada llanura.  Entonces alzamos los ojos y vimos la grande y hermosa ciudad con doce cimientos y doce puertas, tres en cada lado y un ángel en cada una.  Exclamamos: “¡La ciudad! ¡la gran ciudad! desciende del cielo, de Dios.” Y descendió en todo su esplendor y gloria, asentándose en la vasta llanura que Jesús había preparado para ella.” P.E. 291/1

“La nueva Jerusalén, descendiendo del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles, entran en la santa ciudad.” C.S. 721/0up

Son resucitados los impíos a voz de Cristo:

Apocalipsis 20:5 “Los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años.”

“Jesús salió entonces de la ciudad con todo el séquito de santos ángeles y todos los santos redimidos.  Los ángeles rodearon a su jefe y le escoltaron durante su viaje, mientras que los santos redimidos le seguían.  Después, con terrible y pavorosa majestad, Jesús llamó a los impíos muertos, quienes resucitaron con los mismos cuerpos débiles y enfermizos con que habían bajado al sepulcro. ¡Qué espectáculo! ¡Qué escena!  En la primera resurrección todos surgieron con inmortal florescencia; pero en la segunda se ven en todos los estigmas de la maldición. Juntos resucitan los reyes y magnates de la tierra, los bajos y los ruines, los eruditos y los ignorantes.” P.E. 292/1pp

“Al fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la tierra. Le acompaña la hueste de los redimidos, y le sigue una comitiva de ángeles. Al descender en majestad aterradora, manda a los muertos impíos que resuciten para recibir su condenación. Se levanta su gran ejército, innumerable como la arena del mar. ¡Qué contraste entre ellos y los que resucitaron en la primera resurrección! Los justos estaban revestidos de juventud y belleza inmortales. Los impíos llevan las huellas de la enfermedad y de la muerte.

“Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del “juicio decretado” C.S. 719/3pp 

Los  impíos contemplan a Cristo:

“Todas las miradas de esa inmensa multitud se vuelven para contemplar la gloria del Hijo de Dios. A una voz las huestes de los impíos exclaman: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” No es el amor a Jesús lo que les inspira esta exclamación, sino que el poder de la verdad arranca esas palabras de sus labios. Los impíos salen de sus tumbas tales como a ellas bajaron, con la misma enemistad hacia Cristo y el mismo espíritu de rebelión. No disponen de un nuevo tiempo de gracia para remediar los defectos de su vida pasada, pues de nada les serviría. Toda una vida de pecado no ablandó sus corazones. De serles concedido un segundo tiempo de gracia, lo emplearían como el primero, eludiendo las exigencias de Dios e incitándose a la rebelión contra él. C.S. 720/1-2

“Todos contemplan al Hijo del hombre; y los mismos que le despreciaron y escarnecieron; los que le pusieron la corona de espinas en su sagrada frente; los que le hirieron con la caña, le ven ahora en toda su regia majestad.  Los que le escupieron en el rostro cuando se lo juzgó rehuyen ahora su penetrante mirada y la refulgencia de su semblante.  Quienes le traspasaron las manos y los pies con los clavos notan las cicatrices de la crucifixión.  Quienes alancearon su costado ven ahora en su cuerpo la señal de su crueldad.  Y saben que es el mismo a quien ellos crucificaron y escarnecieron durante su expirante agonía.  Exhalan entonces un prolongado llanto de angustia mientras huyen para esconderse de la presencia del Rey de reyes y Señor de señores.” P.E. 292/1sp

“Herodes, el que mató a los niños inocentes de Belén para hacer morir al Rey de Israel; la innoble Herodías, sobre cuya conciencia pesa la sangre de Juan el Bautista; el débil Pilato, esclavo de las circunstancias; los soldados escarnecedores; los sacerdotes y gobernantes, y la muchedumbre enloquecida que gritaba: “¡Recaiga su sangre sobre nosotros, y sobre nuestros hijos!”…. Allí está Nerón, monstruo de crueldad y de vicios, y puede ver la alegría y el triunfo de aquellos a quienes torturó, y cuya dolorosa angustia le proporcionara deleite satánico. Su madre está allí para ser testigo de los resultados de su propia obra; para ver cómo los malos rasgos de carácter transmitidos a su hijo y las pasiones fomentadas y desarrolladas por la influencia y el ejemplo de ella, produjeron crímenes que horrorizaron al mundo.

Allí hay sacerdotes y prelados papistas, que dijeron ser los embajadores de Cristo y que no obstante emplearon instrumentos de suplicio, calabozos y hogueras para dominar las conciencias de su pueblo. Allí están los orgullosos pontífices que se ensalzaron por encima de Dios y que pretendieron alterar la ley del Altísimo. Aquellos así llamados padres de la iglesia tienen que rendir a Dios una cuenta de la que bien quisieran librarse….Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay quien sostenga ni defienda la causa de ellos; no tienen disculpa; y se pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna.” C.S. 725/2sp,3up; 726/0-1pp,2

Cristo regresa a la ciudad santa:

“Entonces Jesús y los santos ángeles, acompañados por los santos redimidos, regresan a la ciudad y los amargos lamentos y llantos de los impíos condenados llenan el aire.” P.E. 293/1pp

Satanás es suelto por un poco de tiempo y sale para engañar nuevamente:

Apocalipsis 20:3pp,7-8 “Después tiene que ser suelto por un poco de tiempo…Cuando se cumplan los mil años, Satanás será suelto de su prisión,  y saldrá a engañar a las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla.  Su número es como la arena del mar.”

“Mientras estaba despojado de su poder e imposibilitado para hacer su obra de engaño, el príncipe del mal se sentía abatido y desgraciado; pero cuando resucitan los impíos y ve las grandes multitudes que tiene al lado suyo, sus esperanzas reviven y resuelve no rendirse en el gran conflicto. Alistará bajo su bandera a todos los ejércitos de los perdidos y por medio de ellos tratará de ejecutar sus planes…No obstante, fiel a su antigua astucia, no se da por Satanás. Pretende ser el príncipe que tiene derecho a la posesión de la tierra y cuya herencia le ha sido arrebatada injustamente. Se presenta ante sus súbditos engañados como redentor, asegurándoles que su poder los ha sacado de sus tumbas y que está a punto de librarlos de la más cruel tiranía. Habiendo desaparecido Cristo, Satanás obra milagros para sostener sus pretensiones. Fortalece a los débiles y a todos les infunde su propio espíritu y energía.” C.S. 721/1pp

“Vi que Satanás reanudaba entonces su obra.  Recorrió las filas de sus vasallos para fortalecer a los débiles y flacos diciéndoles que él y sus ángeles eran poderosos.  Señaló los incontables millones que habían resucitado, entre quienes se contaban esforzados guerreros, reyes muy expertos en la guerra y conquistadores de reinos.  También se veían poderosos gigantes y capitanes valerosos que nunca habían perdido una batalla.  Allí estaba el soberbio y ambicioso Napoleón cuya presencia había hecho temblar reinos.  Se destacaban también hombres de elevada estatura y significado porte que murieron en batalla mientras andaban sedientos de conquistas.  Al salir de la tumba reanudaban el curso de sus pensamientos donde lo había interrumpido la muerte.  Conservaban el mismo afán de vencer que los había dominado al caer en el campo de batalla.  Satanás consultó con sus ángeles y después con aquellos reyes, conquistadores y hombres poderosos.  A continuación observó el nutrido ejército, y les dijo que los de la ciudad eran pocos y débiles, por lo que podían subir contra ella y tomarla, arrojar a sus habitantes y adueñarse de sus riquezas y glorias…..Logró Satanás engañarlos e inmediatamente todos se dispusieron para la batalla.” P.E. 293/1sp,2pp

Los impíos construyen armas y se ponen en marcha contra la ciudad santa:

Apocalipsis 20:9pp “Subieron a través de la ancha tierra, y cercaron el campamento de los santos y la ciudad amada.”

“Renombrados caudillos organizan en compañías y divisiones las muchedumbres de guerreros.

Al fin se da la orden de marcha, y las huestes innumerables se ponen en movimiento -un ejército cual no fue jamás reunido por conquistadores terrenales ni podría ser igualado por las fuerzas combinadas de todas las edades desde que empezaron las guerras en la tierra. Satanás, el más poderoso guerrero, marcha al frente, y sus ángeles unen sus fuerzas para esta batalla final. Hay reyes y guerreros en su comitiva, y las multitudes siguen en grandes compañías, cada cual bajo su correspondiente jefe. Con precisión militar las columnas cerradas avanzan sobre la superficie desgarrada y escabrosa de la tierra hacia la ciudad de Dios.” C.S. 722/1up, 2

“Había en aquel vasto ejército muchos hombres hábiles, y construyeron toda especie de pertrechos de guerra.  Hecho esto, se pusieron en marcha acaudillados por Satanás seguido de inmediato por los reyes y guerreros, y más atrás la multitud organizada en compañías, cada una de ellas al mando de un capitán.  Marchaban en orden por la resquebrajada superficie de la tierra en dirección a la santa ciudad.” P.E. 293/2sp

Se cierran las puertas de la santa ciudad:

“Por orden de Jesús, se cierran las puertas de la nueva Jerusalén, y los ejércitos de Satanás circundan la ciudad y se preparan para el asalto…Entonces Cristo reaparece a la vista de sus enemigos. Muy por encima de la ciudad, sobre un fundamento de oro bruñido, hay un trono alto y encumbrado. En el trono está sentado el Hijo de Dios, y en torno suyo están los súbditos de su reino. Ningún lenguaje, ninguna pluma pueden expresar ni describir el poder y la majestad de Cristo. La gloria del Padre Eterno envuelve a su Hijo. El esplendor de su presencia llena la ciudad de Dios, rebosando más allá de las puertas e inundando toda la tierra con su brillo.

Inmediatos al trono se encuentran los que fueron alguna vez celosos en la causa de Satanás, pero que, cual tizones arrancados del fuego, siguieron luego a su Salvador con profunda e intensa devoción. Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de la mentira y de la incredulidad, los que honraron la ley de Dios cuando el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las edades que fueron martirizados por su fe. Y más allá está la “grande muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas . . . de pie ante el trono y delante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos.” (Apocalipsis 7: 9, V.M.) Su lucha terminó; ganaron la victoria. Disputaron el premio de la carrera y lo alcanzaron. La palma que llevan en la mano es símbolo de su triunfo, la vestidura blanca, emblema de la justicia perfecta de Cristo que es ahora de ellos.” C.S. 722/2up,3; 723/0-1

“Cerró Jesús las puertas de ella y el ejército enemigo se asentó en orden de batalla para asediar la ciudad en espera de un tremendo conflicto.  Jesús, la hueste angélica y los santos cuyas cabezas ceñían las brillantes coronas, subieron a lo alto del muro de la ciudad.  Jesús habló majestuosamente y dijo: “Contemplad, pecadores, la recompensa de los justos.  Y vosotros, mis redimidos, mirad la recompensa de los impíos.” La vasta multitud, contempló a los gloriosos redimidos sobre las murallas de la ciudad, y decayó su valor al ver la refulgencia de las brillantes coronas de ellos y sus rostros radiantes de gloria, que reflejaban la imagen de Jesús y la insuperable gloria y majestad del Rey e reyes y Señor de señores.  Embargó a los impíos la percepción del tesoro y de la gloria que habían perdido, y se convencieron de que la paga del pecado es la muerte.  Vieron a la santa y dichosa compañía, a la cual habían menospreciado, ahora revestida de gloria, honor, inmortalidad y vida eterna, mientras que ellos mismos estaban fuera de la ciudad entre todo lo más ruin y abominable de la tierra.” P.E. 293/2up; 294/0

Satanás lanza su último intento por apoderarse de la nueva Jerusalén y del cielo desciende fuego y los consume:

Apocalipsis 20:9up,10,14-15 “Pero descendió fuego del cielo, y los devoró. Y el diablo que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde están también la bestia y el falso profeta.  Y serán atormentados día y noche para siempre jamás…Y la muerte y el sepulcro fueron lanzados en el lago de fuego.  Esta es la segunda muerte. El que no fue hallado escrito en el Libro de la Vida, fue lanzado en el lago de fuego.”

“Satanás se precipitó en medio de sus secuaces e intentó incitar a la multitud a la acción.  Pero llovió sobre ellos fuego de Dios desde el cielo, y consumió conjuntamente al magnate, al noble, al poderoso, al pobre y al miserable.  Vi que unos quedaban pronto aniquilados mientras que otros sufrían por más tiempo.  A cada cual se le castigaba según las obras que había hecho con su cuerpo.  Algunos tardaban muchos días en consumirse, y aunque una parte de su cuerpo estaba ya consumida, el resto conservaba plena sensibilidad para el sufrimiento.  Dijo el ángel: “El gusano de la vida no morirá ni su fuego se apagará mientras haya una partícula que consumir.”

Satanás y sus ángeles sufrieron largo tiempo.  Sobre Satanás pesaba no sólo el castigo de sus propios pecados sino también el de todos los de la hueste redimida, que habían sido puestos sobre él.  Además, debía sufrir por la ruina de las almas a quienes engañara.  Después vi que Satanás y toda la hueste de los impíos estaban consumidos y satisfecha la justicia de Dios.  La cohorte angélica y los santos redimidos exclamaron en alta voz: “¡Amén!”” P.E. 294/1-2; 295/0

El pecado y los pecadores extirpados para siempre:

Malaquías 4:1,3 “Viene el día ardiente como un horno. Y todos los soberbios, todos los malhechores serán estopa. Y ese día que está por llegar los abrasará, y no quedará de ellos ni raíz ni rama dice el Eterno Todopoderoso…Hollaréis a los malos, que serán ceniza bajo la planta de vuestros pies, en el día que yo haga esto dice el Eterno Todopoderoso.”

“Dijo el ángel: “Satanás es la raíz, y sus hijos son las ramas.  Ya están consumidos raíz y ramas.  Han muerto de una muerte eterna.  Nunca resucitarán y Dios tendrá un universo limpio.” Entonces miré y vi que el mismo fuego que había consumido a los malos quemaba los escombros y purificaba la tierra.” P.E. 295/1pp

“Los pies de los malvados nunca profanarán la tierra renovada.  Del cielo descenderá fuego de Dios para devorarlos y quemarlos de raíz y rama.  Satanás es la raíz y sus hijos las ramas.  El mismo fuego que devore a los malvados purificará la tierra”.” P.E. 51/4up; 52/0

“El pecado y los pecadores no existen más.  Todo el universo de Dios está purificado.  El gran conflicto ha terminado para siempre.” H.R. 453/3

Los redimidos estarán seguros:

“Mientras la tierra estaba envuelta en el fuego de la destrucción, los justos vivían seguros en la ciudad santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en la primera resurrección. Mientras Dios es para los impíos un fuego devorador, es para su pueblo un sol y un escudo.” C.S. 732/1

La tierra nueva:

Apocalipsis 21:1-4 “Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar ya no existía más. Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, engalanada  como una novia para su esposo.   Y oí una gran voz del cielo que dijo: “Ahora la morada de Dios está con los hombres, y él habitará con ellos.  Ellos serán  su pueblo, y Dios mismo estará con ellos, y será su Dios. “Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.  Y no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron”.”

Isaías 65:17-19 “”Porque yo crearé un nuevo cielo y una nueva tierra, y de lo primero no habrá más memoria, ni más vendrá al pensamiento. “Y os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que voy a crear. Porque voy a crear alegría a Jerusalén, y a su pueblo gozo. “Me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo. Y nunca más se oirá en ella voz de llanto, ni voz de lamento.”

“Volví a mirar, y vi la tierra purificada.  No quedaba la más leve señal de maldición.  La quebrada y desigual superficie de la tierra era ya una dilatada planicie.  Todo el universo de Dios estaba limpio y había terminado para siempre la gran controversia.  Por doquiera posáramos la vista, todo era santo y hermoso.  Toda la hueste de redimidos, viejos y jóvenes, grandes y pequeños, arrojaron sus brillantes coronas a los pies del Redentor y, postrándose reverentemente ante él, adoraron al que vive por siempre.  La hermosa tierra nueva, con toda su gloria, iba a ser la heredad eterna de los santos.  El reino, el señorío y la grandeza del reino bajo todo el cielo fue dado entonces a los santos del Altísimo, que iban a poseerlo por siempre jamás.” P.E. 295/1sp

“El gran conflicto ha terminado.  Ya no hay más pecado ni pecadores.  Todo el universo está purificado.  La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación.  De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito.  Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor.” C.S. 737/2

¿Dónde vivirán los salvos y que comerán?

Isaías 65:21-24 “Edificarán casas, y habitarán en ellas; plantarán viñas, y comerán su fruto. “No edificarán para que otro more, ni plantarán para que otro coma. Porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis elegidos disfrutarán la obra de sus manos. “No trabajarán en vano, ni engendrarán para maldición; porque junto con sus descendientes, son linaje de los benditos del Eterno. “Antes que clamen, responderé yo; mientras estén aún hablando, yo habré oído.”

Isaías 32:18 “Mi pueblo habitará en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos.” “No se oirá más la violencia en tu tierra, la desolación ni la destrucción dentro de tus términos; sino que llamarás a tus muros Salvación, y a tus puertas Alabanza” 

Génesis 1:29 “Dijo también Dios: “Os doy toda planta que da semilla, que está sobre la tierra, y todo árbol que lleva fruto y da semilla. Eso será vuestro alimento.”

Comerán del árbol de la vida:

Apocalipsis 22:1-2 “Después el ángel me mostró el río del agua de la vida, luciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza de la ciudad, a uno y a otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos.  Cada mes da su fruto, y las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones.”

“En la Biblia se llama la herencia de los bienaventurados una patria. (Hebreos 11:14-16.) Allí conduce el divino Pastor a su rebaño a los manantiales de aguas vivas. El árbol de vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.” C.S. 733/2; 734/0

“Vi una mesa de plata pura, de muchos kilómetros de longitud y sin embargo nuestra vista la abarcaba toda.  Vi el  fruto del árbol de la vida, el maná, almendras, higos, granadas, uvas y muchas otras especies de frutas.” P.E 19/1sp

El huerto del edén será restaurado:

“El huerto del Edén permaneció en la tierra mucho tiempo después que el hombre fuera expulsado de sus agradables senderos.  Durante mucho tiempo después, se le permitió a la raza caída contemplar de lejos el hogar de la inocencia, cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ángeles.  En la puerta del paraíso, custodiada por querubines, se revelaba la gloria divina.  Allí iban Adán y sus hijos a adorar a Dios.  Allí renovaban sus votos de obediencia a aquella ley cuya transgresión los había arrojado del Edén.  Cuando la ola de iniquidad cubrió al mundo, y la maldad de los hombres trajo su destrucción por medio del diluvio, la mano que había plantado el Edén lo quitó de la tierra.  Pero en la final restitución, cuando haya “un cielo nuevo, y una tierra nueva,” ha de ser restaurado más gloriosamente embellecido que al principio.

Entonces los que hayan guardado los mandamientos de Dios respirarán llenos de inmortal vigor bajo el árbol de la vida; y a través de las edades sin fin los habitantes de los mundos sin pecado contemplarán en aquel huerto de delicias un modelo de la perfecta obra de la creación de Dios, incólume de la maldición del pecado, una muestra de lo que toda la tierra hubiera llegado a ser si el hombre hubiera cumplido el glorioso plan de Dios.” H.C. 488/1-2

¿Como serán los animales y  que comerán en la tierra nueva?

Isaías 11:6-7 “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará. El becerro, el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán en compañía, sus crías se echarán juntas; y el león comerá paja como el buey.”

Isaías 65:25 “El lobo y el cordero pacerán juntos. El león comerá paja como el buey, y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte dice el Eterno.”

Génesis 1:30 “Y a todo animal terrestre, a todas las aves del cielo y a todo lo que se mueve sobre la tierra, que tiene vida, toda hierba verde será su alimento”. Y así sucedió.”

¡Que día se guardará en la nueva tierra?

Isaías 63:22-23 “Así como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago, permanecen ante mí dice el Eterno, así permanecerán vuestros descendientes y vuestro nombre. “Y de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar ante mí dice el Eterno.”

Génesis 2:1-3 “Así quedaron acabados los cielos y la tierra, y todas sus criaturas. Y acabó Dios en el séptimo día la obra que hizo,  y reposó en el séptimo día de todo lo que había hecho en la creación.  Y Dios bendijo al séptimo día, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.” 

De lo pasado no habrá más memoria:

Isaías 65:17 “”Porque yo crearé un nuevo cielo y una nueva tierra, y de lo primero no habrá más memoria, ni más vendrá al pensamiento.” 

“Sólo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado.” C.S. 732/3pp

¿Cual será el tema de estudio de los redimidos?

“Allí intelectos inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel y engañador para tentar a que se olvide a Dios. Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo.

Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos- mundos a los cuales el espectáculo de las miserias humanas causaba estremecimientos de dolor, y que entonaban cantos de alegría al tener noticia de un alma redimida. Con indescriptible dicha los hijos de la tierra participan del gozo y de la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros de conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de las obras de Dios. Con visión clara consideran la magnificencia de la creación -soles y estrellas y sistemas planetarios que en el orden a ellos asignado circuyen el trono de la Divinidad. El nombre del Creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las más grandes, y en todas ellas se ostenta la riqueza de su poder.

Y a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter.  A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y los hechos asombrosos del gran conflicto con Satanás, los corazones de los redimidos se estremecerán con gratitud siempre más ferviente, y con arrebatadora alegría tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y millares de millares de voces se unirán para engrosar el potente coro de alabanza.” C.S. 736/1-737/0


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