Los principios de fe dicen así:
Creemos que por la participación del pan sin levadura y del vino sin fermentación, como son usados en la Santa Cena es simbolizada la muerte de Jesús. Por comer el pan y beber el vino no se perdona el pecado, sino que esta cena debe servir como memoria de los sufrimientos y de la muerte de Jesús para la fortificación de la iglesia y para guardarla con humildad, amor y concordia. (1 Corintios 10:16-17; 11:27-29). Creemos que el pan simboliza el cuerpo de Cristo, como lo dice el Señor. La Santa cena puede ser otorgada solo a aquellos que son bautizados y recibidos en la iglesia de Dios. (Mateo 28:19-20).
La Santa cena:
1 Corintios 11:23-26 “Porque yo recibí del Señor lo que también os enseñé: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió, y dijo: “Tomad, comed. Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Haced esto en memoria de mí”. De igual modo, después de haber cenado, tomó la copa, y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Cada vez que la bebáis, bebedla en memoria de mí”. Porque cada vez que comáis este pan, y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga.”
“Los ritos del bautismo y la Cena del Señor son dos pilares monumentales, uno que está dentro y otro que esté fuera de la iglesia. Sobre estos ritos Cristo ha inscripto el nombre del verdadero Dios” EV. 202/3
La cena del Señor fue el punto de transición entre dos grandes fiestas:
Juan 13:1 “Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta lo sumo.”
Mateo 26: 17-20, 26-30 “En el primer día de la fiesta del pan sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, y le dijeron: “¿Dónde quieres que preparemos para que comas la Pascua?” El dijo: “Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: ‘El Maestro dice: Mi tiempo está cerca. En tu casa celebraré la Pascua con mis discípulos”‘. Los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la Pascua. Al atardecer, Jesús se sentó a la mesa con los doce…. Y mientras comían, Jesús tomó el pan, lo bendijo, y lo partió. Dio a sus discípulos, y dijo: “Tomad, comed. Esto es mi cuerpo”. Luego tomó la copa, dio gracias, y la pasó, diciendo: “Bebed de ella todos. “Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que va a ser vertida en favor de muchos, para el perdón de los pecados. “Y os digo, que no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando he de beber vino nuevo con vosotros, en el reino de mi Padre”. Y después de cantar un himno, salieron al monte de los Olivos.”
“Los símbolos de la casa del Señor son sencillos y fácilmente comprensibles, y las verdades representadas por ellos son del más profundo significado para nosotros. Al establecer el servicio sacramental para que tomara el lugar de la pascua, Cristo dejó para su iglesia un monumento conmemorativo de su gran sacrificio por el hombre. “Haced esto -dijo él- en memoria de mí”. Este era el punto de transición entre dos dispensaciones y sus dos grandes fiestas. La una había de concluir para siempre; la otra, que él acababa de establecer, había de tomar su lugar, y continuar durante todo el tiempo como el monumento conmemorativo de su muerte” EV. 202/4
La pascua = Fiesta que terminaba:
Deuteronomio 16:1-7 “”Guardarás el mes de abib (marzo o abril) y en él celebrarás la Pascua en honor del Eterno tu Dios, porque en ese mes, por la noche, el Señor tu Dios te sacó de Egipto. “Sacrificarás la Pascua en honor del Eterno tu Dios, tomando de las ovejas y de las vacas, en el lugar que el Eterno elija para morada de su Nombre. “No comerás con ella pan fermentado. Durante siete días la comerás con pan sin levadura, pan de aflicción, porque aprisa saliste de Egipto. Para que todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de Egipto. “Durante siete días, no se verá levadura en todo tu territorio. Y de la carne sacrificada a la tarde del primer día, nada quedará hasta la mañana. “No podrás sacrificar la Pascua en ninguna ciudad que el Eterno tu Dios te da, “sino en el lugar que el Eterno tu Dios elija para morada de su Nombre. Sacrificarás la Pascua por la tarde, a la puesta del sol, en el tiempo en que saliste de Egipto. “Y Asarás la víctima y la comerás en el lugar que el Eterno tu Dios haya elegido. Y a la mañana siguiente volverás a tus tiendas.”
Ezequiel 45:21pp “”El mes primero, a los catorce días del mes, tendréis la fiesta de la Pascua.”
“La Pascua fue ordenada como conmemoración del libramiento de Israel de la servidumbre egipcia. Dios había indicado que, año tras año, cuando los hijos preguntasen el significado de este rito, se les repitiese la historia. Así había de mantenerse fresca en la memoria de todos aquella maravillosa liberación…… En ocasión de su liberación de Egipto, los hijos de Israel comieron la cena de Pascua de pie, con los lomos ceñidos, con el bordón en la mano, listos para el viaje. La manera en que celebraban este rito armonizaba con su condición; porque estaban por ser arrojados del país de Egipto, e iban a empezar un viaje penoso y difícil a través del desierto.” D.T.G. 608/3pp, 4; 609/0pp
La Santa cena = Fiesta que iniciaba:
“El rito de la cena del Señor fue dado para conmemorar la gran liberación obrada como resultado de la muerte de Cristo. Este rito ha de celebrarse hasta que él venga por segunda vez con poder y gloria. Es el medio por el cual ha de mantenerse fresco en nuestra mente el recuerdo de su gran obra en favor nuestro…..Pero en el tiempo de Cristo, las condiciones habían cambiado. Ya no estaban por ser arrojados de un país extraño, sino que moraban en su propia tierra. En armonía con el reposo que les había sido dado, el pueblo tomaba entonces la cena pascual en posición recostada. Se colocaban canapés en derredor de la mesa, y los huéspedes descansaban en ellos, apoyándose en el brazo izquierdo, y teniendo la mano derecha libre para manejar la comida. En esta posición, un huésped podía poner la cabeza sobre el pecho del que seguía en orden hacia arriba. Y los pies, hallándose al extremo exterior del canapé, podrán ser lavados por uno que pasase en derredor de la parte exterior del círculo.” D.T.G. 608/3sp; 609/0sp
“El día catorce del mes, por la noche, se celebraba la pascua, cuyas ceremonias solemnes e imponentes conmemoraban la liberación de la esclavitud en Egipto y señalaban hacia adelante, al sacrificio que los había de librar de la servidumbre del pecado. Cuando el Salvador dio su vida en el Calvario, cesó el significado de la pascua, y quedó instituída la santa cena para conmemorar el acontecimiento que había sido prefigurado por la pascua.” P.P. 580/4; 581/0
Simbolismo de la Santa Cena:
1 Corintios 11: 23sp-26 “”EL SEÑOR JESÚS, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebierais, en memoria de mí. Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebierais esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga.””
PAN = CUERPO DE CRISTO
VINO = SANGRE DE CRISTO
Génesis 49:11 “”Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su, manto.”
Deuteronomio 32:14 “Mantequilla de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, carneros de Basán, machos cabríos, con lo mejor del trigo; y sangre de uva bebiste vino puro.”
“El pan partido y el puro jugo de uva deben representar el cuerpo quebrantado y la sangre derramada del Hijo de Dios. No debe presentarse pan leudado en la mesa de comunión. El pan ázimo es el único símbolo correcto de la Cena del Señor. No se debe usar nada fermentado. Sólo se deben usar el fruto de la vid y pan sin levadura” C.B.ADV. Tomo VI Helena de White Pag. 1090
“Cristo estaba todavía a la mesa en la cual se había servido la cena pascual. Delante de él estaban los panes sin levadura que se usaban en ocasión de la Pascua. El vino de la Pascua, exento de toda fermentación, estaba sobre la mesa. Estos emblemas empleó Cristo para representar su propio sacrificio sin mácula. Nada que fuese corrompido por la fermentación, símbolo de pecado y muerte, podía representar al “Cordero sin mancha y sin contaminación.”
“Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo. Y tomando el vaso, y hechas gracias, les dio, diciendo: Bebed de él todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados. Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.”” D.T.G. 609/1-2
“Al recibir el pan y el vino que simbolizan el cuerpo quebrantado de Cristo y su sangre derramada, nos unimos imaginariamente a la escena de comunión del aposento alto. Parecemos pasar por el huerto consagrado por la agonía de Aquel que llevó los pecados del mundo. Presenciamos la lucha por la cual se obtuvo nuestra reconciliación con Dios. El Cristo crucificado es levantado entre nosotros.” D.T.G. 616/1
“Al participar del pan y del vino en la Santa Cena, recordamos la muerte del Señor hasta que él venga. Así se renuevan en nuestra memoria las escenas de su pasión y muerte. Conmemoramos la resurrección de Cristo al sepultarnos con él en el bautismo y levantarnos de la líquida tumba para vivir en novedad de vida a semejanza de su resurrección.” T.S. Tomo II Pag. 181/2sp
Vino no femertado:
“Fue Cristo quien advirtió a Israel en el Antiguo Testamento: “El vino es escarnecedor, la cerveza alborotadora; y cualquiera que por ello errare no será sabio” (Prov. 20: 1). Cristo no suministró semejante bebida. Satanás induce a los hombres a dejarse llevar por hábitos que anublan la razón y entorpecen las percepciones espirituales, pero Cristo nos enseña a dominar la naturaleza inferior. Nunca ofrece él a los hombres lo que podría ser una tentación para ellos. Su vida entera fue un ejemplo de abnegación. Para quebrantar el poder de los apetitos ayunó cuarenta días en el desierto, y en beneficio nuestro soportó la prueba más dura que la humanidad pudiera sufrir. Fue Cristo quien dispuso que Juan el Bautista no bebiese vino ni bebidas fuertes. Fue él quien impuso la misma abstinencia a la esposa de Manoa. Cristo no contradijo su propia enseñanza. El vino sin fermentar que suministró a los convidados de la boda era una bebida sana y refrigerante. Fue el vino del que nuestro Salvador hizo uso con sus discípulos en la primera comunión. Es también el vino que debería figurar siempre en la Santa Cena como símbolo de la sangre del Salvador. El servicio sacramental está destinado a refrigerar y vivificar el alma. Nada de lo que sirve al mal debe relacionarse con dicho servicio” M.C. 256/1
Los miembros no se deben excluir de la cena del Señor porque algunos de los presentes sean indignos:
1 Corintios 11:27-29 “Por eso, cualquiera que coma este pan o beba esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y así coma de aquel pan, y beba de aquella copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí.”
“Nadie debe excluirse de la comunión porque esté presente alguna persona indigna. Cada discípulo está llamado a participar públicamente de ella y dar así testimonio de que acepta a Cristo como Salvador personal. Es en estas ocasiones designadas por él mismo cuando Cristo se encuentra con los suyos y los fortalece por su presencia. Corazones y manos indignos pueden administrar el rito; sin embargo Cristo está allí para ministrar a sus hijos. Todos los que vienen con su fe fija en él serán grandemente bendecidos. Todos los que descuidan estos momentos de privilegio divino sufrirán una pérdida. Acerca de ellos se puede decir con acierto: “No estáis limpios todos.”” D.T.G. 613/2
“Aunque Jesús conocía a Judas desde el principio, le lavó los pies. Y el traidor tuvo ocasión de unirse con Cristo en la participación del sacramento. Un Salvador longánime ofreció al pecador todo incentivo para recibirle, para arrepentirse y ser limpiado de la contaminación del pecado. Este ejemplo es para nosotros. Cuando suponemos que alguno está en error y pecado, no debemos separarnos de él. No debemos dejarle presa de la tentación por algún apartamiento negligente, ni impulsarle al terreno de batalla de Satanás. Tal no es el método de Cristo. Porque los discípulos estaban sujetos a yerros y defectos, Cristo lavó sus pies, y todos menos uno de los doce fueron traídos al arrepentimiento.
El ejemplo de Cristo prohibe la exclusividad en la cena del Señor. Es verdad que el pecado abierto excluye a los culpables. Esto lo enseña claramente el Espíritu Santo.* Pero, fuera de esto, nadie ha de pronunciar juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se han de presentar en estas ocasiones. Porque ¿quién puede leer el corazón? ¿Quién puede distinguir la cizaña del trigo? “Por tanto, pruébese cada uno a si mismo, y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa.” Porque “cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.” “El que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.”” D.T.G. 612/2-3
El tiempo de la celebración de este rito deben ser momentos de mutua alegría y gozo:
Salmos 16:11sp “En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre.”
Salmos 51:12 “Devuélveme el gozo de tu salvación, y sostenme con un espíritu dispuesto.”
“Pero el servicio de la comunión no había de ser una ocasión de tristeza. Tal no era su propósito. Mientras los discípulos del Señor se reúnen alrededor de su mesa, no han de recordar y lamentar sus faltas. No han de espaciarse en su experiencia religiosa pasada, haya sido ésta elevadora o deprimente. No han de recordar las divergencias existentes entre ellos y sus hermanos. El rito preparatorio ha abarcado todo esto. El examen propio, la confesión del pecado, la reconciliación de las divergencias, todo esto se ha hecho. Ahora han venido para encontrarse con Cristo. No han de permanecer en la sombra de la cruz, sino en su luz salvadora. Han de abrir el alma a los brillantes rayos del Sol de justicia. Con corazones purificados por la preciosísima sangre de Cristo, en plena conciencia de su presencia, aunque invisible, han de oír sus palabras: “La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy.”” D.T.G. 613/4; 614/0
El Señor dijo haced este en memoria de mí:
Lucas 22:18, 19up “Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios…..Haced esto en memoria de mí.”
“En lugar de la festividad nacional que el pueblo judío había observado, él instituyó un servicio conmemorativo, el rito del lavamiento de los pies y la cena sacramental para ser observado a través de todos los tiempos por sus seguidores en todos los países. Estos debían repetir siempre el acto de Cristo, a fin de que todos vieran que el verdadero servicio exige un ministerio abnegado” EV. 204/1
“Al participar con sus discípulos del pan y del vino, Cristo se comprometió como su Redentor. Les confió el nuevo pacto, por medio del cual todos los que le reciben llegan a ser hijos de Dios, coherederos con Cristo. Por este pacto, venía a ser suya toda bendición que el cielo podía conceder para esta vida y la venidera. Este pacto había de ser ratificado por la sangre de Cristo. La administración del sacramento había de recordar a los discípulos el sacrificio infinito hecho por cada uno de ellos como parte del gran conjunto de la humanidad caída.” D.T.G. 613/3
Se debe prestar la mayor reverencia en este rito sagrado:
“Cuando los creyentes se congregan para celebrar los ritos, están presentes mensajeros invisibles para los ojos humanos. Puede haber un Judas en el grupo, y en tal caso hay allí mensajeros del príncipe de las tinieblas, porque ellos acompañan a todos los que se niegan a ser dirigidos por el Espíritu Santo. Los ángeles celestiales están también presentes. Estos visitantes invisibles están presentes en toda ocasión tal. Pueden entrar en el grupo personas que no son de todo corazón siervos de la verdad y la santidad, pero que desean tomar parte en el rito. No debe prohibírselas. Hay testigos que estuvieron presentes cuando Jesús lavó los pies de los discípulos y de Judas. Hay ojos más que humanos que contemplan la escena.
Por el Espíritu Santo, Cristo está allí para poner el sello a su propio rito. Está allí para convencer y enternecer el corazón. Ni una mirada, ni un pensamiento de contrición escapa a su atención. El aguarda al arrepentido y contrito de corazón. Todas las cosas están listas para la recepción de aquella alma. El que lavó los pies de Judas anhela lavar de cada corazón la mancha del pecado.” D.T.G. 612/4; 613/0-1
¿Con qué frecuencia debe hacer el rito de la Santa Cena?
“La salvación de los hombres depende de una aplicación continua en sus corazones de la sangre purificadora de Cristo. Por lo tanto, la Cena del Señor no debería ser celebrada sólo ocasionalmente o anualmente, sino con más frecuencia que la pascua anual. Este solemne rito conmemora un acontecimiento mucho mayor que la liberación de los hijos de Israel de Egipto. Esa liberación simbolizaba la gran expiación que Cristo hizo con el sacrificio de su propia vida para la liberación final de su pueblo” C.B.ADV. Tomo VI Helena de White Pag. 1090