Los principios de fe dicen así:
- Arrepentimiento de los pecados cometidos y la omisión del pecado proceden de la palabra de Dios y de su Espíritu Santo. (Hebreos 4:12; Romanos 1:10-17). La palabra de Dios se manifiesta por la predicación de los instrumentos humanos, llamados para estos fines. (Romanos 10:14-17; Lucas 16:29-31). La diferencia entre estos predicadores falsos es caracterizada por la práctica de los principios del reino de Cristo. (Juan 8:31-32). Por oír la palabra divina el hombre pecador despierta de la muerte espiritual. (Hechos 2:37). La palabra de Dios le conduce a una fe verdadera, a saber: al arrepentimiento de sus malas obras que la entristecen. (Nehemías 9:13; 2 Corintios 7:10; Jonás 3:5-9). Por medio de la muerte del pecador busca refugio (Hechos 2:37) y la Palabra le conduce al Salvador verdadero (Hechos 4:12; Juan 3:36), donde aprenderá que la sujeción hecha solamente por miedo de la Palabra de Dios, no trae salvación alguna (Mateo 27:2-5; Daniel 3:28-30).
- La sujeción (Obediencia) es un fruto de la conversión. Arrepentimiento es el fruto de la fe (Santiago 2:16), y la fe es el fruto de la palabra de Dios de la palabra de Dios (Romanos 10:17). Aquel que no está sujeto completamente a la palabra de Dios, no es perfectamente. Pues por sus propias obras demuestra, que todavía no está desligado del pecado. (Mateo 5:19; Santiago 2:10).
- El renacimiento o la nueva criatura. (Juan 3:3; 2 Corintios 5:17). Ser nacido de nuevo o del espíritu de Dios, significa que nos dejamos guiar por él, como un niño obedece a su padre, que lo crió. (Romanos 8:9-13). El viejo fermento, o el desvío del Espíritu de la ley, tiene que ser retirado completamente (Gálatas 5:19-21; Colosenses 3:5-10). Mientras que el hombre no es renacido del espíritu, no puede participar de la vida en Cristo. (Juan 7:38-39).
ARREPENTIMIENTO:
- ¿Quién predicó el arrepentimiento antes que apareciera Jesús?
Marcos 1:4 “Así, Juan el Bautista fue al desierto, y predicaba el bautismo del arrepentimiento para el perdón de los pecados.”
Hechos 13:24 “Antes de su venida, Juan predicó un bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.”
- Jesús predicó el arrepentimiento:
Mateo 4:17 “Desde entonces empezó Jesús a predicar: “Arrepentíos, que el reino de los cielos está cerca.”
Marcos 1.14-15 “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Decía: “El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca. ¡Arrepentíos, y creed al evangelio!””
- Sus discípulos predicaron el arrepentimiento:
Marcos 6:1pp; 12 “Después Jesús llamó a los doce y empezó a enviarlos de dos en dos……Entonces salieron, y predicaron que los hombres se arrepintiesen.”
- La iglesia cristiana hizo énfasis sobre la predicación del arrepentimiento:
Hechos 17:30 “Pues Dios, habiendo pasado por alto ese tiempo de ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.”
Lucas 24:47 “Y que en su Nombre se predicara el arrepentimiento y el perdón de los pecados en todas las naciones, empezando en Jerusalén.”
- ¿De qué modo se invita a la última iglesia al arrepentimiento?
Apocalipsis 3:19 “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso, y arrepiéntete.”
- ¿Es necesario el arrepentimiento para la salvación?
Lucas 13:3sp “Antes, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”
2 Pedro 3:9 “El Señor no demora en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que es paciente con nosotros, porque no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”
- ¿Es necesario el arrepentimiento para recibir el perdón?
Hechos 2:38 “Pedro contestó: “Arrepentíos, y sed bautizados cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados. Y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Hechos 3:19 “”Así, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados, y vengan los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor”
- ¿Es necesario arrepentirse primero, antes de recibir la invitación de Cristo?
Mateo 11:28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”
“Precisamente éste es un punto sobre el cual muchos yerran, y por esto dejan de recibir la ayuda que Cristo quiere darles. Piensan que no pueden ir a Cristo a menos que se arrepientan primero, y que el arrepentimiento los prepara para el perdón de sus pecados. Es verdad que el arrepentimiento precede al perdón de los pecados, porque solamente el corazón quebrantado y contrito es el que siente la necesidad de un Salvador. Pero, ¿debe el pecador esperar hasta que se haya arrepentido, para poder ir a Jesús? ¿Ha de ser el arrepentimiento un obstáculo entre el pecador y el Salvador?
La Biblia no enseña que el pecador deba arrepentirse antes de poder aceptar la invitación de Cristo: “¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso!” (S. Mateo 11: 28). La virtud que viene de Cristo es la que guía a un arrepentimiento genuino. San Pedro habla del asunto de una manera muy clara en su exposición a los israelitas, cuando dice: “A éste, Dios le ensalzó con su diestra para ser Príncipe y Salvador, a fin de dar arrepentimiento a Israel, y remisión de pecados”. (Hechos 5: 31) No podemos arrepentirnos sin que el Espíritu de Cristo despierte la conciencia, más de lo que podemos ser perdonados sin Cristo.
Cristo es la fuente de todo buen impulso. El es el único que puede implantar en el corazón enemistad contra el pecado. Todo deseo de verdad y de pureza, toda convicción de nuestra propia pecaminosidad, es una prueba de que su Espíritu está obrando en nuestro corazón.” C.C. 25/3; 26/0-2
- ¿Qué clases de personas experimentan la necesidad de arrepentimiento?
Marcos 2:17 “Al oírlos, Jesús les dijo: “Los sanos no necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”.”
Mateo 21:31sp; 32 “Entonces Jesús les dijo: “Os aseguro que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. “Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia, y no creísteis en él, pero los publicanos y las rameras creyeron en él. Y aunque vosotros lo visteis, no os arrepentisteis después para creer en él.”
- ¿Se alegra el cielo cuando los pecadores se arrepienten?
Lucas 15:7 “Os digo, que así hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento.”
- ¿Cómo nos conduce Dios al arrepentimiento?
Romanos 2:4 “¿O menosprecias la riqueza de su bondad, paciencia y generosidad, ignorando que su bondad te guía al arrepentimiento?
- Existen dos clases de arrepentimiento:
- Arrepentimiento genuino:
2 Corintios 7:10 “Porque la tristeza piadosa, produce un arrepentimiento saludable, que no trae pesar. Pero la tristeza del mundo produce muerte.”
“El arrepentimiento comprende tristeza por el pecado y abandono del mismo. No renunciaremos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad; mientras no lo repudiemos de corazón, no habrá cambio real en la vida.” C.C. 23/2
Ejemplos de arrepentimiento genuino:
JOB:
Job 42: 6 “”Por eso me aborrezco y me arrepiento, en polvo y en ceniza”.”
DAVID:
Salmos 51:3-4,10 “Porque reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, e hice lo malo ante tus ojos, pues tú eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas… Oh Dios, crea en mí un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.”
EL PUBLICANO:
Lucas 18:13 “”Pero el publicano quedando lejos, ni quería alzar los ojos al cielo, sino que golpeaba su pecho, diciendo: ‘Dios, ten compasión de mí, que soy pecador’.”
“Mas cuando el corazón cede a la influencia del Espíritu de Dios, la conciencia se vivifica y el pecador discierne algo de la profundidad y santidad de la sagrada ley de Dios, fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra. “La Luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo” (S. Juan 1: 9), ilumina las cámaras secretas del alma y se manifiestan las cosas ocultas. La convicción se posesiona de la mente y del corazón. El pecador tiene entonces conciencia de la justicia de Jehová y siente terror de aparecer en su iniquidad e impureza delante del que escudriña los corazones. Ve el amor de Dios, la belleza de la santidad y el gozo de la pureza. Ansía ser purificado y restituido a la comunión del cielo.
La oración de David después de su caída es una ilustración de la naturaleza del verdadero dolor por el pecado. Su arrepentimiento era sincero y profundo. No hizo ningún esfuerzo por atenuar su crimen; ningún deseo de escapar del juicio que lo amenazaba inspiró su oración. David veía la enormidad de su transgresión; veía las manchas de su alma; aborrecía su pecado. No imploraba solamente el perdón, sino también la pureza del corazón. Deseaba tener el gozo de la santidad -ser restituido a la armonía y comunión con Dios…..Efectuar un arrepentimiento como éste, está más allá del alcance de nuestro propio poder; se obtiene solamente de Cristo, quien ascendió a lo alto y ha dado dones a los hombres.” C.C. 24/2; 25/1
- Arrepentimiento falso:
2 Corintios 7:10 “Porque la tristeza piadosa, produce un arrepentimiento saludable, que no trae pesar. Pero la tristeza del mundo produce muerte.”
Ejemplos de arrepentimiento falso:
JUDAS:
Mateo 27:3-5 “Entonces Judas, el que lo había entregado, al ver que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos. Les dijo: “He pecado entregando sangre inocente”. Pero ellos dijeron: “¿Qué nos importa a nosotros? Eso es cosa tuya”. Entonces arrojó las monedas de plata en el templo, salió, y se ahorcó.”
ESAÚ:
Hebreos 12:16-17 “Que ninguno sea fornicario ni profano como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que después, quiso recibir la bendición, pero fue rechazado, y no pudo cambiar el sentimiento de su padre, aunque lo procuró con lágrimas.”
“Hay muchos que no entienden la naturaleza verdadera del arrepentimiento. Gran número de personas se entristecen por haber pecado y aun se reforman exteriormente, porque temen que su mala vida les acarree sufrimientos. Pero esto no es arrepentimiento en el sentido bíblico. Lamentan la pena más bien que el pecado. Tal fue el dolor de Esaú cuando vio que había perdido su primogenitura para siempre. Balaam, aterrorizado por el ángel que estaba en su camino con la espada desnuda, reconoció su culpa por temor de perder la vida; mas no experimentó un arrepentimiento sincero del pecado, ni un cambio de propósito, ni aborrecimiento del mal. Judas Iscariote, después de traicionar a su Señor, exclamó: “¡He pecado, entregando la sangre inocente!” (S. Mateo 27: 4).
Esta confesión fue arrancada a la fuerza de su alma culpable por un tremendo sentido de condenación y una pavorosa expectación de juicio. Las consecuencias que habían de resultarle lo llenaban de terror, pero no experimentó profundo quebrantamiento de corazón, ni dolor de alma por haber traicionado al Hijo inmaculado de Dios y negado al santo de Israel. Cuando Faraón sufría los juicios de Dios, reconoció su pecado a fin de escapar del castigo, pero volvió a desafiar al cielo tan pronto como cesaron las plagas. Todos éstos lamentaban los resultados del pecado, pero no sentían tristeza por el pecado mismo.” C.C. 23/3; 24/0-1
- ¿Entonces, de donde procede al arrepentimiento genuino?
Hechos 5:31 “”A éste, Dios lo ha exaltado a su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de los pecados.”
“Es imposible que escapemos por nosotros mismos del abismo del pecado en que estamos sumidos. Nuestro corazón es malo y no lo podemos cambiar. “¿Quién podrá sacar cosa limpia de inmunda? Ninguno” (Job 14: 4 )”Por cuanto el ánimo carnal es enemistad contra Dios; pues no está sujeto a la ley de Dios, ni a la verdad lo puede estar” (Romanos 8: 7). La educación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano todos tienen su propia esfera, pero para esto no tienen ningún poder. Pueden producir una corrección externa de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón; no pueden purificar las fuentes de la vida. Debe haber un poder que obre en el interior, una vida nueva de lo alto, antes de que el hombre pueda convertirse del pecado a la santidad. Ese poder es Cristo. Solamente su gracia puede vivificar las facultades muertas del alma y atraerlas a Dios, a la santidad. El Salvador dijo: “A menos que el hombre naciere de nuevo”, a menos que reciba un corazón nuevo, nuevos deseos, designios y móviles que lo guíen a una nueva vida, “no puede ver el reino de Dios” (S. Juan 3: 3). La idea de que solamente es necesario desarrollar lo bueno que existe en el hombre por naturaleza, es un engaño fatal. “El hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque le son insensatez; ni las puede conocer, por cuanto se disciernen espiritualmente” (1 Corintios 2: 14). “No te maravilles de que te dije: os es necesario nacer de nuevo” (S. Juan 3: 7.) De Cristo está escrito: “En él estaba la vida; y la vida era la luz de los hombres” (S. Juan 1: 4), el único “nombre debajo del cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos” (Hechos 4: 12).” C.C. 18/1; 19/0
“Es la mano por la cual nos asimos de Cristo y nos apropiamos de sus méritos, el remedio por el pecado. Y ni siquiera podemos arrepentirnos sin la ayuda del espíritu de Dios. La escritura dice de Cristo: “A éste ha Dios ensalzado con su diestra por Príncipe y Salvador para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados.” El arrepentimiento proviene de Cristo tan ciertamente como el perdón.” D.T.G. 147/3sp
OBEDIENCIA:
- ¿Cómo resalta las sagradas escrituras la importancia de la obediencia?
Eclesiastés 12:13 “El fin de todo el discurso, es éste: Venera a Dios y guarda sus Mandamientos, porque éste es todo el deber del hombre.”
- ¿Se puede reemplazar la obediencia con ofrendas y sacrificios?
1 Samuel 15:22 “Pero Samuel replicó: “¿Se complace tanto el Eterno en holocaustos y víctimas como en la obediencia a su Palabra? El obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención mejor que la grasa de los carneros.”
- ¿Es la obediencia una condición para la salvación?
Romanos 2:13 “Porque no los oidores de la Ley son justos ante Dios, sino los cumplidores de la Ley serán justificados.”
Santiago 1:22-25 “Pero sed cumplidores de la Palabra, y no sólo oidores, engañándoos a vosotros mismos. Si alguno oye la Palabra, y no la cumple, es semejante al hombre que mira en un espejo su rostro natural. Se considera a sí mismo, se va, y pronto olvida cómo era. Pero el que mira atentamente en la Ley perfecta -la de la libertad- y persevera en ella, y no es oyente olvidadizo, sino cumplidor, éste será feliz en lo que hace.
Mateo 7:21 “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”
1 Juan 2:17 “Y el mundo y sus deseos se pasan. En cambio, el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.”
- ¿Cómo relacionó Jesús la obediencia con la salvación?
Mateo 19:17up “Si quieres entrar en la vida, guarda los Mandamientos.”
“La condición para alcanzar la vida eterna es ahora exactamente la misma de siempre, tal cual era en el paraíso antes de la caída de nuestros primeros padres: la perfecta obediencia a la ley de Dios, la perfecta justicia. Si la vida eterna se
concediera con alguna condición inferior a ésta, peligraría la felicidad de todo el universo. Se le abriría la puerta al pecado con todo su séquito de dolor y miseria para siempre.” C.C. 62/1
- ¿Es posible obedecer por nuestro propio esfuerzo?
Romanos 7:18-23 “Sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien. Porque tengo el querer, pero no alcanzo a efectuar lo bueno. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así, encuentro esta ley: Aunque quiero hacer el bien, el mal está en mí. Porque en mi interior, me deleito en la Ley de Dios; pero veo en mis miembros otra ley, que lucha contra la ley de mi mente, y me somete a la ley del pecado que está en mis miembros.
Gálatas 5:17 “Porque la carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne. Los dos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais.”
- ¿Qué vino Jesús a mostrarnos a esta tierra respecto a la obediencia?
Romanos 8:3-5 “Porque lo que era imposible a la Ley, por cuanto era débil por la carne; Dios, al enviar a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado, y como sacrificio por el pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia que quiere la Ley se cumpla en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que viven según la carne, piensan en los deseos de la carne. Pero los que viven según el Espíritu, piensan en los deseos del Espíritu.”
“Era posible para Adán, antes de la caída, conservar un carácter justo por la obediencia a la ley de Dios. Más no lo hizo, y por causa de su caída tenemos una naturaleza pecaminosa y no podemos hacernos justos a nosotros mismos. Puesto que somos pecadores y malos, no podemos obedecer perfectamente una ley santa. No tenemos por nosotros mismos justicia con que cumplir lo que la ley de Dios demanda. Más Cristo nos ha preparado una vía de escape. Vivió sobre la tierra en medio de pruebas y tentaciones tales como las que nosotros tenemos que arrostrar. Sin embargo, su vida fue impecable. Murió por nosotros y ahora ofrece quitarnos nuestros pecados y vestirnos de su justicia. Si os entregáis a él y lo aceptáis como vuestro Salvador, por pecaminosa que haya sido vuestra vida, seréis contados entre los justos por consideración a el. El carácter de Cristo toma el lugar del vuestro, y vosotros sois aceptados por Dios como si no hubierais pecado.” C.C. 62/2
- ¿Es posible entonces hacer la voluntad de Dios?
Nadie necesita considerar el pecado contra el Espíritu Santo como algo misterioso e indefinible. El pecado contra el Espíritu Santo es el pecado de un rechazo persistente a responder a la invitación a arrepentirse. Si rehusáis creer en Jesucristo como vuestro Salvador personal,… significa que amáis la atmósfera que rodeó al primer gran apóstata. Elegís esa atmósfera antes que la atmósfera que rodea al Padre y al Hijo, y Dios os permite elegir.
Efesios 6:6-7 “No para ser vistos, como los que agradan a los hombres, sino como siervos de Cristo, que hacen con ánimo la voluntad de Dios. Servid con buena voluntad, como quien sirve al Señor y no a los hombres”
Romanos 6:16-18 “¿No sabéis que al ofrecerás a alguien para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque fuisteis esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de enseñanza al cual estáis entregados; y liberados del pecado, habéis llegado a ser siervos de la justicia.”
“La luz que resplandece de la cruz revela l amor de Dios. Su amor nos atrae a él. Si no resistimos esta atracción, seremos conducidos al pie de la cruz arrepentidos por los pecados que crucificaron al salvador. Entonces el espíritu de Dios produce por medio de la fe una nueva vida en el alma. Los pensamientos y los deseos se sujetan en obediencia a la voluntad de Cristo. El corazón y la mente son creados de nuevo a la imagen de Aquel que obra en nosotros para someter todas las cosas a sí. Entonces la ley de Dios queda escrita en la mente y en corazón, y podemos decir con Cristo: “El hacer tu voluntad, Dios mío me ha agradado.”” D.T.G. 147/4sp; 148/0
- ¿Qué sucede cuando Dios obra en nosotros?
2 Corintios 10:4-5 “Porque las armas de nuestra milicia no son mundanas, sino poderosas en Dios para destruir fortalezas, para derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y cautivar todo pensamiento en obediencia a Cristo.”
“No ganamos la salvación con nuestra obediencia; porque la salvación es el don gratuito de Dios, que se recibe por la fe. Pero la obediencia es el fruto de la fe. “Sabéis que él fue manifestado para quitar los pecados, y en él no hay pecado. Todo aquel que mora en él no peca; todo aquel que peca no le ha visto, ni le ha conocido”. (1 S. Juan 3: 5, 6) He aquí la verdadera prueba. Si moramos en Cristo, si el amor de Dios mora en nosotros, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones, tienen que estar en armonía con la voluntad de Dios como se expresa en los preceptos de su santa ley. “¡Hijitos míos, no dejéis que nadie os engañe! el que obra justicia es justo, así como él es justo””(1 S. Juan 3: 7). Sabemos lo que es justicia por el modelo de la santa ley de Dios, como se expresa en los Diez Mandamientos dados en el Sinaí.” C.C. 61/1
“Cuando Cristo habla del nuevo corazón, se refiere a la mente, a la vida, al ser entero. Experimentar un cambio de corazón es apartar los afectos del mundo y fijarlos en Cristo. Tener un nuevo corazón es tener una mente nueva, nuevos propósitos, nuevos motivos. ¿Cuál es la señal de un corazón nuevo? Una vida cambiada. Se produce día tras día, hora tras hora, una muerte del orgullo y el egoísmo.” M.J. 70/1
RENACIMIENTO:
- El renacimiento o la nueva criatura:
Juan 3:3 “Jesús respondió: “Te aseguro: El que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios
2 Corintios 5:17 “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. Las cosas viejas pasaron, todo es nuevo.”
“En la Biblia se llama nacimiento al cambio de corazón por el cual somos hechos hijos de Dios. También se lo compara con la germinación de la buena semilla sembrada por el labrador. De igual modo los que están recién convertidos a Cristo, son como “niños recién nacidos”, “creciendo” (1 S. Pedro 2: 2; Efesios 4: 15). a la estatura de hombres en Cristo Jesús. Como la buena simiente en el campo, tienen que crecer y dar fruto. Isaías dice que serán “llamados árboles de justicia, plantados por Jehová mismo, para que él sea glorificado” (Isaías 61: 3). Del mundo natural se sacan así ilustraciones para ayudarnos a entender mejor las verdades misteriosas de la vida espiritual.
Toda la sabiduría e inteligencia de los hombres no puede dar vida al objeto más pequeño de la naturaleza. Solamente por la vida que Dios mismo les ha dado pueden vivir las plantas y los animales. Asimismo es solamente mediante la vida de Dios como se engendra la vida espiritual en el corazón de los hombres. Si el hombre no “naciere de nuevo” (S. Juan 3: 3) no puede ser hecho participante de la vida que Cristo vino a dar.” C.C. 67/1-2
- ¿De donde procede el poder para el nuevo nacimiento?
Juan 1:12-13 “Pero a todos los que lo recibieron, a los que creyeron en su Nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos nacieron, no de sangre, ni por el impulso de la carne, ni por el deseo de un varón, sino de Dios.”
“A todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre”. Este poder no se halla en el agente humano. Es el poder de Dios. Cuando un alma recibe a Cristo, recibe poder para vivir la vida de Cristo. Dios exige que sus hijos sean perfectos. Su ley es una copia de su propio carácter, y es la norma de todo carácter. Esta norma infinita es presentada a todos a fin de que no haya equivocación respecto a la clase de personas con las cuales Dios ha de formar su reino. La vida de Cristo sobre la tierra fue una perfecta expresión de la ley de Dios, y cuando los que pretenden ser hijos de Dios llegan a ser semejantes a Cristo en carácter, serán obedientes a los mandamientos de Dios. Entonces el Señor puede con confianza contarlos entre el número que compondrá la familia del cielo. Vestidos con el glorioso manto de la justicia de Cristo, poseen un lugar en le banquete del Rey. Tienen derecho a unirse a la multitud que ha sido lavada con sangre.” P.V.G.M. 255/3-4; 256/0
- ¿Quién es el agente activo en la obra del nuevo nacimiento?
Tito 3:5-6 “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavado regenerador y renovador del Espíritu Santo, que derramó en nosotros en abundancia, por Jesucristo nuestro Salvador.”
Juan 3:5 “Respondió Jesús: “Te aseguro: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
“La fuente del corazón debe ser purificada antes de que los raudales puedan ser puros. El que está tratando de alcanzar el cielo por sus propias obras observando la ley, está intentando lo imposible. No hay seguridad para el que tenga sólo una religión legal, solo una forma de piedad. La vida del cristiano no es una modificación o mejora de la antigua, sino una transformación de la naturaleza. Se produce una muerte al yo y al pecado, y una vida enteramente nueva. Este cambio puede ser efectuado únicamente por la obra eficaz del Espíritu Santo.” D.T.G. 143/2sp
- Ser nacido de nuevo o del Espíritu de Dios, significa dejarnos guiar por el:
Romanos 8:9-14 “Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. En cambio, si Cristo está en vosotros, vuestro cuerpo está muerto a causa del pecado, pero vuestro espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús habita en vosotros, el que levantó a Cristo Jesús de entre los muertos, vivificará también vuestro cuerpo mortal, por medio de su Espíritu que habita en vosotros. Así, hermanos, somos deudores, no a la carne, para que vivamos según la carne. Porque si vivís conforme a la carne, moriréis. Pero si por el Espíritu dais muerte a las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”
- La conversión crea una nueva capacidad para conocer a Dios y tener un cambio de vida:
Ezequiel 36:26-27 “”Os daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. “Pondré mi Espíritu dentro de vosotros, y haré que andéis en mis Mandamientos, que guardéis mis normas, y las cumpláis.”
“Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplaza a la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo. Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz que desciende de los atrios celestiales. La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios” D.T.G. 144/1sp
“Tan pronto como una persona se ha convertido realmente a la verdad, brota en su corazón un ardiente deseo de ir y hablar a algún amigo o vecino acerca de la preciosa luz que resplandece en las páginas sagradas. En esta labor abnegada de salvar a otros, es una epístola viva, conocida y leída de todos los hombres. Su vida demuestra que se convirtió a Cristo, y llegó a ser colaborador con él.” 2J.T. 127/2